

𝑷𝒐𝒓: 𝑮𝒊𝒏𝒂 𝑹𝒐𝒋𝒂𝒔 𝑯𝒐𝒚𝒐𝒔
Este fin de semana, el columnista Yohir Akerman expuso ante el país una práctica que, aunque hoy cause asombro, en Boyacá lleva años enquistada en el ejercicio del poder: listas negras que perfilan a contradictores políticos y la exigencia de adulación, obediencia y likes en redes sociales como moneda de cambio para sostener contratos o conservar empleos ligados al presupuesto oficial.
Según Akerman, en Tunja el clientelismo ya no se disimula, se administra en un Excel de adeptos y contradictores, medios "amigos" y vetados, hojas de vida recomendadas y tachadas. Bases de datos que hoy determinan la contratación pública y el flujo de recursos.
Lo que para muchos es un escándalo nacional, en Boyacá ha sido una realidad silenciosa, replicada sistemáticamente por la administración verde que ha gobernado en los últimos años. Todos la conocen, pero pocos se atreven a denunciarla, sostenida a punta de chantaje laboral y económico. Esto es relativamente fácil en un departamento donde el acceso a oportunidades laborales depende en buena medida del aparato estatal, y donde el control de sectores críticos, productivos y de contratación se ha vuelto rutina. Periodistas, líderes de opinión y profesionales de distintos campos sólo han necesitado incomodar al poder para ser vetados, marginados y, en muchos casos, condenados al ostracismo laboral.
¿Y por qué tantos le siguen el juego? La respuesta es simple y brutal: la dependencia. No sólo las comunidades; también la mayoría de los medios sobreviven de la publicidad oficial. Así, los grandes principios y de la ética pública son sacrificados ante una lógica de supervivencia.
Si miramos otros sectores, el descaro es aún mayor: en algunos hospitales públicos, no gestionar suficientes likes o apoyos digitales puede ser causal de llamados de atención o, peor aún, de no renovación de contratos. Apoyar las publicaciones de las autoridades —aunque sean irrelevantes o abiertamente falsas— se ha convertido en un requisito tácito para conservar el empleo.
En este contexto, los nombres que Akerman señala como "recomendados" de antiguos candidatos verdes no son casuales, forman parte de una estrategia donde se premia la adulación, se castiga la crítica y se exige la obediencia. Es el resultado visible de una alianza entre el alcalde Mikhail Krasnov ("el ruso") y el gobernador Carlos Amaya, un pacto que muchos asumen se selló para mantener el poder a cualquier precio.
¿Y quién ejerce control? Las "ías" —las entidades de control— mantienen un silencio cómplice. Y como ñapa, lo que callan y dicen los políticos desde las coaliciones es parte de un guión que se viene escribiendo hace años, bajo la pluma del verdadero gamonal del Palacio de la Torre.
En esta lógica perversa, Tunja pierde, Boyacá pierde y la democracia se desangra. Porque mientras los likes comprados intentan maquillar la ineficiencia, la corrupción y el abandono, los problemas reales —los que de verdad duelen— siguen creciendo, lejos de las pantallas y de la manipulación cibernética.
#Editorial
¿𝐐𝐮𝐢𝐞́𝐧 𝐜𝐨𝐧𝐭𝐫𝐨𝐥𝐚 𝐚 𝐥𝐨𝐬 𝐪𝐮𝐞 𝐡𝐚𝐜𝐞𝐧 𝐜𝐨𝐧𝐭𝐫𝐨𝐥?


De la intachable asistencia que tenían los concejales al inicio del período 2024-2027, así como de la notable permanencia en cada una de sus curules, no queda ni el más difuso de los recuerdos.
Entre ellos reina la indignación por la forma como se les describe desde los medios de comunicación y como los percibe la misma ciudadanía, más allá de que ellos son los únicos culpables de esa mala fama que se han creado.
Es que cómo pueden reprochar el hecho de que se les describa como un comité de aplausos y como un hato de vagos cuando en la mayoría de las sesiones abandonan su puesto durante largos periodos, obviando así su casi que única función que es la de representar a la ciudadanía.
Está negligente conducta se complementa con el acto corrupto de volver a sus puestos de trabajo simplemente cuando hay que contestar a lista, ya sea por el inicio de sesión o por la declaratoria de sesión permanente, con el fin de garantizarse el pago de sus honorarios, más allá de que no hayan prestado atención al tema tratado durante la sesión.
Lo ocurrido el viernes pasado durante la presentación del informe del Consejo Territorial de Planeación (CTP), ha sido la tapa de este grupo de firmones, pues durante la gran mayoría de la sesión, no hubo quorum. Sin embargo, al momento de declarar sesión permanente, Los ausentes se hicieron presentes. Eso sí solamente al momento de contestar a lista, puesto que, terminados estos 50 segundos, volvieron abandonar el recinto.
Eso no solo se configura en una estafa al Estado, sino que es una completa falta de respeto por el tiempo y esfuerzo que dedica cada uno de los integrantes del CTP, cuya labor no es paga, pero sí implica realizar labores de un trabajo de tiempo completo.
Esta situación para nada novedosa ni desconocida entre los tunjanos, seguirá presentándose hasta el fin de los tiempos, puesto que no ha existido jamás ni existirá un mecanismo de auténtico control ni jefe alguno que ponga un tate quieto a esta corruptísima práctica. Por eso mismo es que se perpetuará, porque para ser cabildante solo hace falta conseguir en promedio un aproximado de 1.000 votos, es decir, se puede ser concejal con el apoyo de 1.000 personas más allá de que se tenga el repudio de los restantes 199.000 que habitan en la ciudad.
Y qué decir de lo ocurrido en la sesión del jueves pasado, a la que la administración municipal llegó con una presentación digna de estudiante de pre-párvulos, sin información detalle o sustancia alguna, logrando el beneplácito del grupo del oráculo para que se reprograme. Eso quiere decir que los concejales cobrarán dos veces por la discusión pública de un mismo tema que no pudo darse por la incompetencia e incapacidad de la administración municipal, y así las cosas cabría preguntarse por qué tienen que destinarse recursos públicos al pago de honorarios de servidores que no están sirviendo para nada y que incluso podrían estar incurriendo en esta conducta premeditadamente, porque bajo ese contexto lo más conveniente es que los funcionarios de la administración Krasnov lleguen sin nada preparado, sabiendo que igual no pasará nada porque el comité aplausos los rescatará y aparte se aprovechará para llenarse los bolsillos con un trabajo que no se hace.
Habría que preguntarse también cuál de los controles políticos realizados tanto por Concejo como por Asamblea han concluido en una moción de censura hacia funcionarios corruptos o incompetentes, o por lo menos, ¿Cuándo ha concluido con un cambio de conducta y entrega de resultados por parte del funcionario objeto del control? Lo que suele ocurrir es que esos controles políticos no concluyen en nada más allá de un fuerte y casi que unánime respaldo hacia funcionarios con gravísimos señalamientos o con pobrísimos resultados.
Eso sí, los honorables firmones no escatiman a la hora de cuestionar a otras entidades habitualmente ausentes del debate, a las cuales ni siquiera invitan; por tener conductas o desempeños tan mediocres como los de las mismas corporaciones.


𝑷𝒐𝒓: 𝑫𝒂𝒏𝒊𝒆𝒍 𝑻𝒓𝒊𝒗𝒊𝒏̃𝒐 𝑩𝒂𝒚𝒐𝒏𝒂
A pesar de que las cifras y estadísticas de criminalidad de Tunja siempre han sido bajas, y que la ciudad habitualmente se ha destacado por ser una de las más seguras del país, en tiempos recientes hemos visto al alcalde Mikhail Krasnov hacer alarde de unos resultados que no son producto de una decisión política o innovación estratégica, sino que son más bien la continuidad de un buen trabajo que se ha venido haciendo por parte de autoridades policiales.
En todo caso, más allá de este pantallazo y baño de gloria hueca, con avemarías ajenos por parte de nuestro jactancioso mandatario; para los tunjanos hoy el sabor de estos resultados es agridulce, porque es difícil afirmar que un territorio pueda ser seguro cuando los pocos crímenes que se cometen quedan impunes.
Se trataría más de una lotería del destino y la desgracia, advirtiendo que casi cualquiera de los cerca de 200.000 habitantes de la ciudad podría ser una de las siete personas que en promedio mueren por homicidio, anualmente, en la capital boyacense, haciendo mucho hincapié en ese casi, porque bien estamos viendo que en Tunja la justicia aplica dependiendo del apellido de los implicados.
Y así las cosas, vemos cómo alguien de apellidos Alzate Meneses se da el lujo de arrebatarle la vida a otro, a punta de cuchillo y sevicia, para terminar siendo recluido en su propia casa, más allá de que ni casa tenga, siendo esto todo un premio, a la vez que un estímulo e invitación al crimen, porque aquí el mensaje es que aún matando a alguien, se puede esquivar el castigo intramural si se goza de una que otra conexión el podrido aparato judicial del país. Resulta inimaginable saber cuál ha sido el racionamiento y el criterio que ha aplicado el juez, que en esa audiencia y en dicha fase del proceso, le ha permitido llegar a la conclusión de que Brayan Stiven Alzate Meneses no es un peligro para la sociedad. Cesaere Beccaria, padre del derecho penal, debe estar revolcándose en su tumba con aberrantes decisiones como esta, con son sin duda alguna, un guiño a la corrupción de un aparato judicial absolutamente corrompido.
A propósito de Cesare Beccaria, entre sus postulados estaba el de la proporcionalidad entre el delito y la pena, también abogó por la igualdad ante la ley, aunque en el presente caso, hemos visto que nada de eso se vio en la decisión tomada, en la que lo único que hemos visto ha quedado en evidencia es el lavado de manos ¡Qué vergüenza!
Y para mayor intranquilidad de la ciudadanía tunjana, este es el día a día de la justicia que se aplica en la ciudad. Se evidencia también, por ejemplo, en el tratamiento que se le suele dar a las constantes y frecuentes capturas de alias “Xiomara”, con quien se ha hecho mofa y se ha reducido a su mínima expresión el concepto de la inimputabilidad, que ha propiciado y potenciado la impunidad, a la vez que el miedo y la injusticia, pues cabe recordar que si bien la inimputabilidad existe para no juzgar y condenar indebidamente a las personas que no son conscientes de su actuar delictivo, también es cierto que la inimputabilidad, en casos como el de “Xiomara”, solo halla legitimación en el complementarse con la reclusión para tratamiento médico, pues esto no solo, salvaguarda la integridad de los demás, sino que a la vez garantiza, o cuando menos busca, la rehabilitación de la persona amparada por dicha condición.
El pretexto, ridículo por demás, que se ha dado a las comunidades tunjanas sobre la habitual liberación de esta persona, es que la ciudad no cuenta con un centro de reclusión y tratamiento para personas con estas patologías, y así las cosas, la inimputabilidad no pasa a ser otra cosa que un pretexto cómodo y barato para justificar la impunidad, a la vez que se pone en riesgo la integridad y la seguridad de los ciudadanos. No puede ser que los derechos de dos, cinco o diez inimputables estén por encima de los de los restantes 200 mil habitantes de la ciudad, ¿Será que es eso lo que le parece justo a nuestros “jueces”? ¿O será la simple pereza de actuar por lo que realmente es justo?
Y qué decir del caso del ciudadano que se está tomando la facultad de ejercer actividades de vigilancia en el barrio El Consuelo (https://www.facebook.com/share/v/165q7gWY4V/), a pesar de que la Alcaldía y la Policía Metropolitana de Tunja le han advertido que lo que hace es ilegal, e incluso le han denunciado sin resultado alguno, pues a pesar de que la conducta delictiva se comete, desde hace mucho tiempo, es la hora que no pasa nada, mientras la comunidad sucumbe ante el pánico propiciado por este personaje que se ampara en la incapacidad o incluso en la complicidad del fracasado y obsoleto sistema judicial colombiano.
Retomando el caso que ha indignado a la opinión pública a lo largo de esta semana, es válido y necesario aclarar que no es que al presunto homicida lo hayan enviado temporalmente a la cárcel, sino que ante la ausencia de un domicilio para cumplir la pena, y ante su entrega voluntaria ante la Unidad de Reacción Inmediata, el juez Tercero Municipal ha optado por cerrar el capítulo para este 25 de abril, con el supuesto de que Alzate Meneses está pagando una pena intramural, situación que se superaría una vez que este cuente con un domicilio para el cumplimiento de la pena que se le dictó en la audiencia del pasado 18 de abril. Dando a entender que, por lo menos hasta ahora, la pena que pagará Alzate Meneses dista de la proporcionalidad del castigo que se supone predica el derecho, pero que la justicia, bajo el amparo y la comodidad que permiten jugaditas y leguleyadas, le ha otorgado el beneficio de una pena fantasma que hoy sigue indignado a la ciudadanía.
Todo esto que viene ocurriendo, tarde o temprano desencadenará un malestar generalizado que a su vez se manifestará en el creciente sentir ciudadano de tomarse la justicia por mano propia, o incluso en reacciones violentas en contra de las instituciones de la rama judicial, que amparados en ese precepto de que las decisiones de la justicia se tienen que respetar, han abierto un abanico de posibilidades para el hampa organizada, siempre cobijada en un sistema carcomido por la corrupción, incluida la de cuello blanco, que es la que más suele abusar de este aparato judicial tan o más corrupto que la rama ejecutiva o la legislativa.
#Opinión #VidaDeHoy
𝐄𝐥 𝐚𝐬𝐨𝐦𝐛𝐫𝐨𝐬𝐨 𝐞́𝐱𝐢𝐭𝐨 𝐝𝐞 𝑻𝒉𝒆 𝒄𝒉𝒐𝒔𝒆𝒏


La socialización que hizo la Administración Municipal, a mediados de esta semana, sobre los avances en la implementación de la marca ciudad ‘Tunja Ciudad de Origen’, dejó a la vista que, tras más de siete años desde su creación, no ha evolucionado en lo más mínimo, y hoy representa más una carga que un beneficio para los intereses de Tunja y quienes la habitan.
Es que la exposición hecha ante el Concejo se centró específicamente en explicar el porqué se seleccionó esta marca en vez de otras, tal y como se hizo desde diciembre de 2017, por lo menos una vez al año. En cambio, la socialización sobre las acciones implementadas para su posicionamiento, así como para potenciar el provecho que puede tener para el municipio, ha sido nula.
Pero antes de entrar a explicar el porqué de tales señalamientos, es preciso advertir que la escogencia de esta marca parte de una base poco ambiciosa, timorata, y hasta rácana con las virtudes y potencialidades de la ciudad, pues se dijo que en su momento se descartó ‘Tunja, ciudad universitaria’ porque la ciudad carecía, y aún carece, de tarifas diferenciales para estudiantes en el transporte público, así como de oferta de vivienda para este mismo grupo poblacional, situaciones que pudieron revertirse con simple voluntad y gestión por parte de la Administración Municipal, que ha tenido el paso de tres alcaldes sin que nada de eso haya cambiado.
Igualmente se explicó la causa del descarte para usar una caracterización realmente icónica y conocida, o cuando menos escuchada, por todos los que habitan la ciudad: ‘Tunja, ciudad de tesoros escondidos’. La explicación para ello es que si viene un turista y le pregunta a un tunjano por los tesoros escondidos, lo más habitual es que no sepa dar respuesta. Situación que podría solucionarse fácilmente educando a la población local sobre los tesoros que esconde su territorio, tanto materiales como inmateriales.
Tesoros que no son pocos, que como los de casi cualquier otro territorio, se sostienen más en la narrativa popular que en el verdadero valor del objeto o espacio a mostrar. Tal es el caso de la “Leyenda de El Dorado”, que es explotada no solo por Guatavita, sino por un sinfín de territorios dedl continente americano. Acá, en Tunja, aún con el relato ya conocido del Pozo de Hunzahúa, no se le ha sabido sacar provecho a dicha leyenda.
Otro relato riquísimo en historia es el de la proyección hecha por Simón Bolívar desde el Alto de San Lázaro para materializar el triunfo en la Batalla del Puente de Boyacá, narración mayoritariamente desconocida por los habitantes de la ciudad, pero de gran valía para el municipio.
Otros tesoros menos difusos y más apreciables a simple vista están al interior de la Iglesia de Santo Domingo, donde reposan decenas, sino es que cientos, de obras de arte hasta hoy ocultas y desapercibidas para los mismos tunjanos, las cuales podrían ser expuestas como si de un museo se tratase.
En esa misma línea, en la de lo indudablemente plausible, no se puede pasar por alto el tesoro, evidentemente escondido para cualquier turista, que representan manjares propios de la ciudad, como es el caso de la sopa dulce, el masato, la chicha y las arepas, así como los característicos e inconfundibles sabores de emblemáticos restaurantes como El Maizal y El Palacio de la Gallina, que indudablemente hacen parte de la cultura y del arraigo de la ciudad, que podrían ser toda una experiencia para cualquiera que llegue de otras partes del mundo.
Es más, la historia de Tunja no se cuenta solo con batallas, piedras antiguas o arquitectura. Se escribe también con las palabras, ideas y acciones de hombres y mujeres que transformaron la ciudad y dejaron su huella en Colombia. Que se dilapide la oportunidad de explotar museológicamente invaluables tesoros como la Casa Eduardo Santos o la Casa Juan de Castellanos, es otra diferente. Al igual que se desperdicia la oportunidad de explotar narrativa y turísticamente los cuantiosos callejones escondidos, visibilizados en tiempos recientes gracias al interés genuino de ciudadanos orgullosos de su ciudad,
Se dijo también, en aquella sesión, que los tesoros escondidos suelen relacionarse con túneles subterráneos a los que no hay acceso, razón misma por la que no se lleva a los turistas a conocerlos. En ese sentido, habría que decir que la marca ‘Tunja, ciudad de origen’, se sostiene en el hecho de que Tunja sea la ciudad de origen de la educación en Colombia y del trigo para la elaboración del pan, más allá de que a ningún turista se le lleve a conocer el Colegio de Boyacá o el barrio Trigales.
Pero dejando de lado los criterios de selección de la marca, y retomando el balance sobre lo que han sido estos más de siete años de su existir, resulta necesario enfatizar que hasta hoy la marca ‘Tunja, ciudad de origen’ no le ha representado ningún ingreso al municipio, en cambio sí costos; no ha beneficiado a ninguna empresa o producto propio de la ciudad, es más, no puede ni siquiera endilgársele que haya atraído cuando sea a un solo turista, pues tampoco hay mediciones sobre ello.
Y a todo esto se suma el pobre proceder de la actual Administración Municipal para retomar esta marca ciudad luego del total abandono al que la sometió el gobierno de Alejandro Fúneme. Resulta que hoy la estrategia es fabricar unos botones que difícilmente alguien usará, a la vez que se imprimen unos pasquines con información excesivamente limitada y básica sobre lo que es la ciudad, que muy posiblemente terminen siendo utilizados para madurar aguacates y limpiar vidrios, si es que los reparten; y el plan de crear un sello para estampar productos de emprendedores locales, acción que resulta limitada para todo el deber ser de una marca ciudad, pues va a ser difícil que alguien compre un producto simplemente porque diga ‘Tunja ciudad de origen’. Eso es como creer que alguien compra un producto porque trae un sello que dice ‘Siente a Cali’.
Así las cosas, es necesario que la Administración le dé un vuelco de 180 grados a su estrategia, que se asesore de marcas de ciudad o departamento que si han tenido éxito, como ‘Soy Boyacá’ o ‘Medellín, aquí todo Florece’, o en su defecto abandonar con dignidad la idea de promover una marca ciudad que no representa al territorio y que es desconocida e inexplicable para la mayoría de quienes lo habitan, que hasta hoy la perciben más bien como ‘Tunja, ciudad del despilfarro’.
#Editorial
𝐌𝐚𝐫𝐜𝐚 ‘𝐓𝐮𝐧𝐣𝐚 𝐜𝐢𝐮𝐝𝐚𝐝 𝐝𝐞 𝐨𝐫𝐢𝐠𝐞𝐧’: 𝐞𝐬𝐭𝐚𝐧𝐜𝐚𝐝𝐚 𝐲 𝐬𝐢𝐧 𝐫𝐮𝐦𝐛𝐨 𝐚𝐥𝐠𝐮𝐧𝐨


La socialización que hizo la Administración Municipal, a mediados de esta semana, sobre los avances en la implementación de la marca ciudad ‘Tunja Ciudad de Origen’, dejó a la vista que, tras más de siete años desde su creación, no ha evolucionado en lo más mínimo, y hoy representa más una carga que un beneficio para los intereses de Tunja y quienes la habitan.
Es que la exposición hecha ante el Concejo se centró específicamente en explicar el porqué se seleccionó esta marca en vez de otras, tal y como se hizo desde diciembre de 2017, por lo menos una vez al año. En cambio, la socialización sobre las acciones implementadas para su posicionamiento, así como para potenciar el provecho que puede tener para el municipio, ha sido nula.
Pero antes de entrar a explicar el porqué de tales señalamientos, es preciso advertir que la escogencia de esta marca parte de una base poco ambiciosa, timorata, y hasta rácana con las virtudes y potencialidades de la ciudad, pues se dijo que en su momento se descartó ‘Tunja, ciudad universitaria’ porque la ciudad carecía, y aún carece, de tarifas diferenciales para estudiantes en el transporte público, así como de oferta de vivienda para este mismo grupo poblacional, situaciones que pudieron revertirse con simple voluntad y gestión por parte de la Administración Municipal, que ha tenido el paso de tres alcaldes sin que nada de eso haya cambiado.
Igualmente se explicó la causa del descarte para usar una caracterización realmente icónica y conocida, o cuando menos escuchada, por todos los que habitan la ciudad: ‘Tunja, ciudad de tesoros escondidos’. La explicación para ello es que si viene un turista y le pregunta a un tunjano por los tesoros escondidos, lo más habitual es que no sepa dar respuesta. Situación que podría solucionarse fácilmente educando a la población local sobre los tesoros que esconde su territorio, tanto materiales como inmateriales.
Tesoros que no son pocos, que como los de casi cualquier otro territorio, se sostienen más en la narrativa popular que en el verdadero valor del objeto o espacio a mostrar. Tal es el caso de la “Leyenda de El Dorado”, que es explotada no solo por Guatavita, sino por un sinfín de territorios dedl continente americano. Acá, en Tunja, aún con el relato ya conocido del Pozo de Hunzahúa, no se le ha sabido sacar provecho a dicha leyenda.
Otro relato riquísimo en historia es el de la proyección hecha por Simón Bolívar desde el Alto de San Lázaro para materializar el triunfo en la Batalla del Puente de Boyacá, narración mayoritariamente desconocida por los habitantes de la ciudad, pero de gran valía para el municipio.
Otros tesoros menos difusos y más apreciables a simple vista están al interior de la Iglesia de Santo Domingo, donde reposan decenas, sino es que cientos, de obras de arte hasta hoy ocultas y desapercibidas para los mismos tunjanos, las cuales podrían ser expuestas como si de un museo se tratase.
En esa misma línea, en la de lo indudablemente plausible, no se puede pasar por alto el tesoro, evidentemente escondido para cualquier turista, que representan manjares propios de la ciudad, como es el caso de la sopa dulce, el masato, la chicha y las arepas, así como los característicos e inconfundibles sabores de emblemáticos restaurantes como El Maizal y El Palacio de la Gallina, que indudablemente hacen parte de la cultura y del arraigo de la ciudad, que podrían ser toda una experiencia para cualquiera que llegue de otras partes del mundo.
Es más, la historia de Tunja no se cuenta solo con batallas, piedras antiguas o arquitectura. Se escribe también con las palabras, ideas y acciones de hombres y mujeres que transformaron la ciudad y dejaron su huella en Colombia. Que se dilapide la oportunidad de explotar museológicamente invaluables tesoros como la Casa Eduardo Santos o la Casa Juan de Castellanos, es otra diferente. Al igual que se desperdicia la oportunidad de explotar narrativa y turísticamente los cuantiosos callejones escondidos, visibilizados en tiempos recientes gracias al interés genuino de ciudadanos orgullosos de su ciudad,
Se dijo también, en aquella sesión, que los tesoros escondidos suelen relacionarse con túneles subterráneos a los que no hay acceso, razón misma por la que no se lleva a los turistas a conocerlos. En ese sentido, habría que decir que la marca ‘Tunja, ciudad de origen’, se sostiene en el hecho de que Tunja sea la ciudad de origen de la educación en Colombia y del trigo para la elaboración del pan, más allá de que a ningún turista se le lleve a conocer el Colegio de Boyacá o el barrio Trigales.
Pero dejando de lado los criterios de selección de la marca, y retomando el balance sobre lo que han sido estos más de siete años de su existir, resulta necesario enfatizar que hasta hoy la marca ‘Tunja, ciudad de origen’ no le ha representado ningún ingreso al municipio, en cambio sí costos; no ha beneficiado a ninguna empresa o producto propio de la ciudad, es más, no puede ni siquiera endilgársele que haya atraído cuando sea a un solo turista, pues tampoco hay mediciones sobre ello.
Y a todo esto se suma el pobre proceder de la actual Administración Municipal para retomar esta marca ciudad luego del total abandono al que la sometió el gobierno de Alejandro Fúneme. Resulta que hoy la estrategia es fabricar unos botones que difícilmente alguien usará, a la vez que se imprimen unos pasquines con información excesivamente limitada y básica sobre lo que es la ciudad, que muy posiblemente terminen siendo utilizados para madurar aguacates y limpiar vidrios, si es que los reparten; y el plan de crear un sello para estampar productos de emprendedores locales, acción que resulta limitada para todo el deber ser de una marca ciudad, pues va a ser difícil que alguien compre un producto simplemente porque diga ‘Tunja ciudad de origen’. Eso es como creer que alguien compra un producto porque trae un sello que dice ‘Siente a Cali’.
Así las cosas, es necesario que la Administración le dé un vuelco de 180 grados a su estrategia, que se asesore de marcas de ciudad o departamento que si han tenido éxito, como ‘Soy Boyacá’ o ‘Medellín, aquí todo Florece’, o en su defecto abandonar con dignidad la idea de promover una marca ciudad que no representa al territorio y que es desconocida e inexplicable para la mayoría de quienes lo habitan, que hasta hoy la perciben más bien como ‘Tunja, ciudad del despilfarro’.
#Opinión #Tunja #Política
𝐄𝐥 𝐝𝐢́𝐚 𝐪𝐮𝐞 𝐚𝐥 𝐂𝐨𝐧𝐜𝐞𝐣𝐨 𝐥𝐞 𝐝𝐢𝐨 𝐩𝐨𝐫 𝐬𝐞𝐫 𝐩𝐮𝐧𝐭𝐮𝐚𝐥


𝑷𝒐𝒓: 𝑫𝒂𝒏𝒊𝒆𝒍 𝑻𝒓𝒊𝒗𝒊𝒏̃𝒐 𝑩𝒂𝒚𝒐𝒏𝒂
Un par de sesiones suspendidas y aplazadas por falta de quórum no pasaron desapercibidas por la opinión pública. Tuvo entonces la mesa directiva del Concejo que salir a dar explicaciones por la conducta ausentista que se hizo repetitiva a inicios de este mes.
El pretexto para esta situación, que fue percibida por alguna parte de la ciudadanía como falta de ganas para trabajar, es que ahora el Concejo se propone dar inicio puntualmente a sus sesiones, cosa que no ha ocurrido nunca en la historia de esa Corporación, y que no ocurrirá.
La primera de las sesiones aplazadas por conveniente falta de quórum fue la del pasado 3 de abril, día en que se tenía prevista la socialización del proyecto del frigorífico, teniendo como invitados al contratista y la Secretaría de Fomento Económico y Servicios Públicos, quienes ya lo habían hecho días atrás (https://www.facebook.com/share/v/1ARoGwXdZE/); y a miembros de la comunidad de la vereda de Chorro Blanco, que en la anterior ocasión no fueron partícipes de la sesión, más allá de que tienen reparos sobre la arbitrariedad que hubo a la hora de la escogencia del terreno para llevar a cabo este proyecto, así como por los posibles impactos ambientales que este frigorífico podría tener para el sector, y especialmente para importantes fuentes hídricas del departamento.
Desconozco si dicha ausencia se debe a que no les invitaron a la sesión, o simplemente a que decidieron no ir. Pero, a propósito de invitaciones no enviadas, es válido recordar que el pasado 2 de abril, día en que se socializó la actualización del PGIRS, la mesa directiva “olvidó” invitar a Urbaser, empresa a la que luego acribillaron casi que por unanimidad, más allá de que el problema del relleno sanitario de Tunja va muchísimo más allá del manejo que tiene el actual operador (https://www.facebook.com/share/p/1BjithRMmg/), aprovechándose de la comodidad de endilgar responsabilidad y cuplas totales a quien no puede dar a conocer su versión de la historia.
La segunda de las sesiones aplazadas por conveniente falta de quórum fue la del pasado 7 de abril, día en que se socializaría el estado actual de las acciones populares que cursan contra el municipio, de las cuales cabe decir que son el origen y el motor de las pocas obras que ha venido entregando la Administración Krasnov ¿Será que los concejales no querían enterarse de la centenaria cifra de acciones populares pendientes por cumplir? ¿Será que los concejales no querían que la ciudadanía se enterara de dicha cifra? ¿O de los pretextos absurdos del municipio para incumplir órdenes judiciales? ¿O de los incidentes de desacatos abiertos? ¿O de la escandalosa cifra de demandas perdidas?
Lo cierto es que este par de sesiones no se dio por el impulsivo propósito de ser puntuales, cuando esa Corporación jamás ha podido ser puntual. Cualquiera que alguna vez se haya atrevido a llegar a tiempo podrá dar fe de esto, pues lo que suele encontrarse la persona que ingenuamente asiste con puntualidad al recinto del Concejo, es una puerta cerrada y luces apagadas.
Más curioso todavía es que para las sesiones en que se debatió de forma fugaz la adición de recursos por superávit, se llegó a esperar incluso por más de una hora a los cabildantes, pues esas sesiones no podían quedarse sin trámite por falta de quórum, porque así lo determinó el mesías de Saratov.
Claro está que este pretexto patético del supuesto interés por ser puntuales, es solo uno de los recursos utilizados por la actual mesa directiva del Concejo para negar la discusión pública sobre asuntos de interés general, mientras se aparenta democracia.
El abanico de “jugaditas” es diverso, pasando por las prolongadísimas esperas a las que se somete a ciudadanos que pretenden participar de las sesiones, o, por el contrario, esos impulsivos arrebatos de caballerosidad para permitirles hablar antes de la exposición principal, ya sea de la Administración Municipal o de algún tercero con necesidad de rendir cuentas públicamente, justamente cuando se ha advertido la ausencia en el recinto de los inscritos para participar. Entre el rico repertorio de mañas camufladas de democracia está la de contratar una oficina de comunicaciones que no comunicada mayor cosa, para aparentar transparencia, más allá de que la información que se comparte desde dicha oficina es imprecisa o incluso falsa, propiciando la imposibilidad de que los medios de comunicación y la ciudadanía misma asista y conozca de primera mano los asuntos de interés general. Luego los concejales se quejan que porque la ciudadanía no está bien informada de lo que ocurre en el recinto, pasando por alto que el ejercicio de comunicación que se hace es pobrísimo. Y ni hablar de la postura excesivamente complaciente, garantista y hasta proteccionista que dio a funcionarios de la Administración Krasnov, notablemente carentes de idoneidad para dar cuentas a la ciudadanía sobre las dependencias que lideran.
𝗔𝗱𝗲𝗻𝗱𝗮: Otra situación que dejó muy mal parada a la actual mesa directiva del Concejo fue la del abandono de la sesión dedicada a conocer el informe para la atención a violencias de género, para ir a posar ante las cámaras y ser partícipes del show del SoyuzGosTzirk de la entrega de implementos para reforzar la seguridad de Tunja.
#Opinión
𝐋𝐚 𝐚𝐮𝐭𝐞́𝐧𝐭𝐢𝐜𝐚 𝐥𝐢𝐛𝐞𝐫𝐭𝐚𝐝


𝑷𝒐𝒓: 𝑪𝒂𝒓𝒍𝒐𝒔 𝑨. 𝑽𝒆𝒍𝒂́𝒔𝒒𝒖𝒆𝒛-𝑪𝒓(𝒓) 𝒅𝒆𝒍 𝑬𝒋𝒆́𝒓𝒄𝒊𝒕𝒐 𝑵𝒂𝒄𝒊𝒐𝒏𝒂𝒍 𝒅𝒆 𝑪𝒐𝒍𝒐𝒎𝒃𝒊𝒂 - 𝑪𝒂𝒗𝒆𝒍𝒂𝒔𝒒2@𝒐𝒖𝒕𝒍𝒐𝒐𝒌.𝒄𝒐𝒎
Sobre la libertad han hablado filósofos, antropólogos, sicólogos, sociólogos, poetas, políticos, etc. Es que la libertad es un tema inagotable porque habiendo recibido de lo alto el don de la libertad, todos los seres humanos, consciente o inconscientemente, anhelamos ejercitarlo para ser felices.
Y para ser felices es esencial descubrir que toda persona, por ser relacional o social por naturaleza, tiene vocación al amor en el sentido amplio del término. Es decir, todos estamos hechos para darnos a los demás y así alcanzar diferentes cotas de felicidad proporcionales al amor que libremente demos y acojamos. Así pues, podemos colegir que para que nuestra vida sea lograda (o feliz), su sentido lo encontramos en todo aquello que nos ayude a llegar al último fin que no es otro sino el Amor (con mayúscula), es decir Dios.
Sin embargo, algo comprobado a través del tiempo es que todos podemos equivocarnos en el camino para ser realmente libres y, por ende, felices. Pero también está comprobado que las equivocaciones se pueden corregir al entender que lo contrario al amor, o sea todo lo relacionado con el odio y el egocentrismo es fuente de infelicidad y conduce a una vida total o relativamente frustrada. En este sentido la vida es un constante ensayo y error en la búsqueda de la felicidad.
Ahora bien, la libertad como tema fundamental para la vida humana ha sido interpretada de tres maneras complementarias entre sí. La primera es la de la libertad como la capacidad de elegir entre cosas de poca o mucha importancia: entre tipos de alimentos a consumir o entre ser honesto administrando los recursos públicos o robármelos, donde elegir robar es una perversión de la libertad pues puedo terminar en la cárcel. Así pues, la libertad de elegir es real si está ligada al bien.
Pero para que la libertad de elegir sea más completa debe tener una orientación, un “para qué”. Vivir simplemente yendo por la vida eligiendo entre muchas cosas, cambiando continuamente, es un ejercicio insuficiente de la libertad. En cambio, cuando elijo en coherencia con el sentido que le quiero dar a mi vida, ejercito de forma más completa mi libertad. Hay quienes ven las obligaciones o deberes como asuntos opuestos a la libertad, pero en esto falta una concepción más densa de la libertad. De esta manera surge entonces la segunda interpretación de la libertad que complementa la de elegir: la “libertad para”. Al salir de la cárcel un exconvicto seguramente pensará que ¡por fin! ha recuperado su capacidad de elegir, pero si no ha concretado un “para qué” coherente con su fin en la vida, es un hombre con una libertad pobre.
Es que para arribar a la libertad auténtica hay que sumarle a la “libertad de elegir” y a la “libertad para”, una tercera interpretación proveniente del filósofo Walter Benjamin: la “libertad from” (o de uno mismo). Esta se relaciona con los obstáculos interiores que se oponen a mi libertad atravesándose como vaca muerta en el camino para llegar a mi fin último. Y de estos cabe destacar la ambición de poder, la vanidad, el consumismo, la sensualidad, los vicios y adicciones como el alcoholismo o la drogadicción etc. Son cadenas que me atan o frenan en el camino hacia mi último fin, contra las que hay que luchar toda la vida. Por esta razón es preferible privilegiar el autodominio sobre la autonomía en la formación personal.
Dicho lo anterior, la principal dependencia a la que todos estamos expuestos es el egocentrismo en distintas formas. Y a este respecto conviene traer a colación los cuatro tipos de egocentrismo planteados por un sicólogo cuyo nombre se me escapa. 1º Nerón: busca imponer su voluntad a toda costa. Quizás oye, pero no escucha. 2º Estrella: piensa que es el centro del mundo y vive esclavo de los aplausos y alabanzas. 3º Cenicienta: es la única persona en el mundo que sufre, nadie la quiere ni comprende. Se queda en su drama sin darse cuenta que hay muchas personas que sufren mucho más. 4º Tortuga: se encierra en su cómodo caparazón olvidándose del mundo.
Ser auténticamente libres no es pues fácil, pero tampoco imposible.
#Editorial
𝐔𝐧 𝐀𝐥𝐜𝐚𝐥𝐝𝐞 𝐪𝐮𝐞 𝐧𝐨 𝐬𝐢𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐚 𝐮𝐧𝐚 𝐜𝐢𝐮𝐝𝐚𝐝 𝐪𝐮𝐞 𝐬𝐞 𝐚𝐡𝐨𝐠𝐚 𝐞𝐧 𝐥𝐚 𝐛𝐚𝐬𝐮𝐫𝐚


En Tunja apesta a crisis de basuras y el único que no se ha dado cuenta es el Alcalde. O más bien, no ha querido darse cuenta, pues seguramente su estrategia para abordar esta problemática es la de culpar a un tercero y lavarse las manos, como ya se visto es costumbre de este indolente mandatario.
En 2010, cuando se modificó la licencia ambiental que permite la operación del relleno sanitario de Pirgua o Parque Tecnológico Ambiental de Pirgua, se proyectó una vida útil de 45 años y una capacidad de almacenamiento de 2.618.511 toneladas de desechos. Hoy, cuando se supone tendrían que restarle 30 años de vida útil al relleno, se dice que le quedan cuando mucho 7 años, y ese es un cálculo demasiado optimista, pues desde la misma Administración Municipal estiman que sería menos https://www.facebook.com/share/v/1AHqPBLGnP/). Valga decir que estos cálculos suelen ser más optimistas de lo que luego resulta ocurriendo, pues no sobra recordar que en mayo de 2023 se estimaba una vida útil restante de 11,5 años (https://www.facebook.com/share/v/1X6f33bXoQ/), y hoy, la versión oficial dice que son 7,2.
Es más, el panorama podría ser todavía más desalentador, pues según la información más reciente que reporta Urbaser en su página web, que corresponde a agosto de 2024, en el relleno de Pirgua se estaba haciendo la disposición de 18.876 toneladas en promedio al mes por parte de 121 municipios. El dato de toneladas que hoy se llevan al relleno sanitario de Pirgua no se conoce, pues a Urbaser no se le invitó a la reciente sesión que se hizo en el Concejo para conocer el informe de actualización del Plan de Gestión Integral de Residuos Sólidos. Así las cosas, hubo mucho dato técnico que quedó en el aire, y la discusión pública se hizo en gran medida sobre supuestos.
Lo que es un hecho es que la cantidad de municipios que hacen uso del relleno hoy es superior, en total 126, entre los que estaría Chiquinquirá, más allá de que Urbaser dijo hace unos meses que los residuos de este municipio no se estaban llevando al relleno de Pirgua (https://www.facebook.com/share/p/194St4LPSo/), pues la información cargada al Sistema Único de Información de la Superintendencia de Servicios Públicos da cuenta de lo contrario (Ver tabla 1).
En todo caso, con o sin Chiquinquirá, el caso es que al relleno de Pirgua están llegando 18.876 toneladas en promedio al mes, es decir, unas 629 al día, aproximadamente. Eso está muy por encima de la capacidad estimada en la licencia otorgada a este relleno, que proyectaba un máximo de 500 toneladas al día, y en caso de lo contrario, requeriría de ser ampliado.
Sobre esto último resulta necesario hacer hincapié en el pronunciamiento de la Administración Municipal, que, en medio de la referida sesión del Concejo, señaló que no existe proyección sobre una ampliación, sino que el único plan a seguir es el de exigir a Urbaser que implemente herramientas y tecnologías que permitan mejorar el aprovechamiento. Eso es absolutamente necesario, pero no deja de ser una postura cómoda de un gobierno municipal y un Alcalde que opta por el mínimo esfuerzo y el facilismo, en detrimento del bienestar de sus habitantes.
De acuerdo a lo expresado ese día por la secretaria de Medio Ambiente, Nataly Callejas Rodríguez, Tunja no tiene alternativa para negarse a recibir los residuos de los 126 municipios que hoy lo hacen, puesto que, de negarle esa posibilidad a alguno de los 126 municipios, o a cualquier otro que por cercanía necesite de tal servicio, se expone a sanciones por parte de la Procuraduría. Y ese parece ser el caballito de batalla de la Administración Krasnov para lavarse las manos y no hacer nada para detener la inminente emergencia que vivirá Boyacá, antes de 2030, a menos de que se haga algo de inmediato.
“Cuando les manifestaba que a nosotros como municipio nos convocaron, como convocaron a otros municipios, el señor Alcalde asistió; se manifestó desde Tunja pues nuestra preocupación (sic) con la disposición de estos residuos, pusimos en conocimiento de la Procuraduría todo el tema de esas dificultades por las que está atravesando Tunja. Sin embargo, en una balanza cuando un prestador del servicio y una autoridad ambiental siguen manifestando que hay la posibilidad de seguir teniendo el relleno con una vida útil más amplia, que es la vida útil que ya nos daría una emergencia para poder a llegar a cerrar las puertas; la Procuraduría es clara en insistir en que nosotros como municipio no podemos restringir en nuestra área, en nuestro territorio que se dé esa disposición final, pero pues esto fue una decisión de la Procuraduría”, manifestó Callejas Rodríguez en medio de la sesión.
Como quien dice, Tunja solo puede cerrar las puertas a los demás municipios cuando la emergencia sea inminente, y mientras tanto tendrá que seguir agachando la cabeza ante una Procuraduría General de la Nación aparentemente indolente y arbitraria, que somete solamente a Tunja a cumplir las normas, pero no a ninguno de los otros 125 municipios que hacen uso del relleno.
En este punto, habría que preguntarse por qué la Administración Krasnov no hace uso de alguno de los 20 abogados por metro cuadrado que dice el Alcalde que hay en la ciudad, de los cuales hay decenas contratados en su gobierno, para hacer frente a un sometimiento a todas luces arbitrario, pues algo que hay que advertir es que todos esos municipios que traen sus basuras a Tunja están incumpliendo lo pactado en sus propios PGIRS, y lo dispuesto vía sentencia de acción popular, para garantizar un mayor grado de aprovechamiento de los residuos, y de esa manera la disminución de lo que se trae a Pirgua.
Según la citada sentencia cada año dichos municipios deben disminuir en un 5% la cantidad de residuos sólidos que depositan en el Parque Ambiental de Pirgua, y lo que viene ocurriendo es todo lo contrario, los residuos van en aumento. Así las cosas, ¿Por qué ha de ser Tunja el único territorio que se debe someter a la normatividad? ¿No tendrían que estar los jurídicos de la Alcaldía interponiendo cuanto incidente de desacato haga falta para hacer respetar el territorio?
Lo cierto es que la postura cómoda del municipio y de sus 12 apóstoles del “control político” es la de responsabilizar exclusivamente a Urbaser, cuando la Administración Municipal no hace el más mínimo esfuerzo por contrarrestar la postura abusiva de los demás municipios, que a pesar de su incapacidad para cumplir con lo pactado, resultan premiados con la posibilidad de seguir trayendo cuantos residuos gusten al relleno más explotado del centro oriente del país.
Pero en honor a la verdad hay que advertir que Urbaser no es el único culpable, como malsana e indebidamente quiso hacer ver la Administración Municipal y el Concejo, que ni siquiera se dio a la tarea de invitar a la mencionada empresa a la sesión en la que se dedicaron a responsabilizarla de todos los males ambientales de la ciudad.
En ese sentido, lo primero que cabe aclarar es que en el relleno sanitario se tendrían que disponer únicamente los residuos no aprovechables, pero eso está lejos de ocurrir de acuerdo a lo que se ha determinado en el PGIRS de Tunja, que limita las condiciones de competencia para que haya más de un operador para las labores de disposición de residuos, que no tendrían que limitarse únicamente al enterramiento de los mismos, sino que tendrían que apostar a ampliar el manejo de los residuos a través de plantas de aprovechamiento de orgánicos y de plantas de transformación o acopio de material reciclado.
En Tunja lo que ocurre es todo lo contrario, se ha dispuesto de unas condiciones de competencia en el mercado para que las empresas encaminadas a las labores de aprovechamiento y transformación tiendan a desaparecer. Es que de las 14 que existían en 2021, hoy solo quedan dos, que además tienen que soportar la competencia desleal de un par de empresas de Sogamoso, que de la noche a la mañana entraron a prestar el servicio en Tunja, y que estarían reportando cifras irreales, configurándose así una estafa a los más de 77 mil usuarios del servicio que tiene la capital boyacense, todo esto con el guiño de un despreocupado mandatario que ni por enterado debe estar.
No es que el PGIRS no contemple la libre competencia, sino que plantea unas condiciones que propicia un escenario competitivo supremamente desigual, lo que a su vez hace que sea imposible de cumplir las metas y proyecciones de manejo de residuos orgánicos, que representan alrededor de un 65% de lo que llega al relleno de Pirgua.
Si Tunja contara con una planta de aprovechamiento de orgánicos se acabarían dos problemas: la contaminación por lixiviado y la disminución de enterramiento de, aproximadamente, el 65% de los residuos que hoy se entierran en el relleno de Pirgua. Otra solución, que tampoco parece gustar a la Administración Krasnov, es la de apoyar e impulsar a las Empresas de Clasificación y Aprovechamiento (ECA), que son las que cuenta con el aval de la Superintendencia de Servicios para hacer el manejo de material reciclable.
En Tunja solo quedan dos de estas empresas, a las cuales la Administración Municipal viene dándoles la espalda y negándoles el acceso a unos recursos que por normatividad les corresponden.
Si desde el Gobierno Municipal se apoyaran las iniciativas de aprovechamiento y transformación de residuos, al relleno sanitario llegaría apenas un 20% del volumen de residuos de lo que actualmente se maneja. Es decir, potenciar a estas empresas no solo le garantizaría tiempo de vida útil al relleno, sino una oportunidad de subsistencia a decenas o cientos de familias, a la vez que una oportunidad de negocio para el municipio.
Si la tarea se hiciese bien, Tunja pasaría de enterrar cerca de 19 mil toneladas, a hacer lo mismo pero con solo 3.800. Pero lo primero para ello es permitir y propiciar el fortalecimiento de las ECA, a las cuales, como se dijo anteriormente, se le vienen negando recursos que por norma les corresponde.
A los 77 mil usuarios del servicio de aseo, se les cobra un incentivo de tratamiento y aprovechamiento, que hoy se acumula en cuentas de la Administración Municipal, en detrimento de las empresas que podrían verse fortalecidas con dichos recursos, a quienes siempre se los niegan bajo el supuesto de que no cumplen con los requisitos para acceder a estos de acuerdo a los proyectos que presentan, pues para la Administración Municipal estos proyectos tienen que ser en esencia perfectos, o cuando menos ese es el pretexto para negar estos recursos. Inexplicablemente, la postura del municipio es la de negar los referidos dineros bajo ese entendido, en vez de facilitar herramientas y condiciones para mejorar esos proyectos. Hoy, en esas cuentas, se acumulan más de 2.000 millones de pesos, mientras que las empresas de aprovechamiento se quiebran.
A ese complejo panorama, se le suma la llegada de un par de empresas de aprovechamiento provenientes de Sogamoso, a las que la Administración Municipal les brinda, inexplicablemente, mejores condiciones para competir; y las cuales están reportando toneladas que no están en capacidad de manejar por simple carencia de recursos tanto humanos, como técnicos y de infraestructura (https://www.facebook.com/share/v/14wfrSQpnRZ/).
Así las cosas, el desalentador panorama termina de convertirse en tragedia con la postura facilista de la Administración Krasnov de resignarse ante las disposiciones respaldadas por la Procuraduría, aparentemente de forma arbitraria, que llevarán a Tunja y toda Boyacá a sufrir una crisis sanitaria y ambiental antes de que termine esta década, a no ser de que el manejo que se le da a los residuos de un vuelco total e inmediato, cosa que parece no ocurrirá, pues los encargados del control decidieron alinearse con esta postura mediocre y facilista, digna de la Tunja que conecta con el desgobierno.
#Opinión #Tunja
𝐒𝐨𝐲𝐮𝐳𝐆𝐨𝐬𝐓𝐳𝐢𝐫𝐤


𝑷𝒐𝒓: 𝑫𝒂𝒏𝒊𝒆𝒍 𝑻𝒓𝒊𝒗𝒊𝒏̃𝒐 𝑩𝒂𝒚𝒐𝒏𝒂
Dominar el arte escénico de la improvisación, la ignorancia administrativa y la evidente falta de planificación, a la vez que se logra sonreír ante las cámaras mientras se hacen promesas insulsas, es el algo que está logrando Mikhail Krasnov como nunca nadie lo hizo en la historia de la ciudad.
Mientras hechiza a los más ingenuos con entronizados resultados que no son más que producto de fallos de acciones populares, o con insulsas reuniones de las que no se conoce nada más allá de un par de fotos y un párrafo con difusas y confusas promesas, los escándalos y hechos reveladores de su incapacidad administrativa quedan al descubierto.
En este circo administrativo que algunos se niegan a ver, no pueden faltar los presupuestos multimillonarios sin ejecutar, los directores de Catastro que no duran más de un mes, ni siquiera cuando les hacen el cargo a la medida; los autoproclamados pero inexistentes directores de Activa-t, y por supuesto el habitual y ya conocido silencio que conecta con la falta de transparencia y con la corrupción.
Dos hechos recientes ratifican el circo ruso-tunjano-duitamense-yopaleño-sogamoseño-mundano en el que se convirtió nuestra Alcaldía, el de la falta de ejecución de presupuesto más grande en la historia de la ciudad, que es simplemente trágico porque lo que quiere decir es que dejaron de atenderse cientos o miles de necesidades, básicamente postergando su atención para este año, con un presupuesto con menor alcance por efectos de la depreciación monetaria.
No se trató de un ahorro consciente como repiten algunos de sus fieles y otros tantos de sus propagandistas a sueldo, más bien fue ineptitud para ejecutar por escasez de proyectos, por falta de conocimiento y diálogo con quienes habitan el territorio, es más, por carencia de personal suficiente para atender los servicios habituales del municipio, porque hasta en eso se quiso “ahorrar”, en muchos casos en detrimento de la ciudadanía a la que se le terminó complicando el acceso a la prestación de algún servicio, y en tantos otros en menoscabo del trabajador por prestación de servicios del municipio, al que obligan a regalar varios meses de trabajo, todo por el ahorro administrativo para proyectos que luego no se ejecutan, es más, ni existen.
Habría que preguntarse si esos 12.500 millones de pesos que destinará el municipio como aporte al convenio que se dejará en manos de Tierrasua, alcanzan de la misma manera como lo habrían logrado en 2024. Habría que preguntarse por qué se prefirió tener toda esta plata de los contribuyentes arrumada en vez de destinarla a la terminación de la torre hospitalaria de la ESE, o a la terminación de las Calle 59, o a la terminación de los salones comunales, o a la de cualquier otra de tantas obras que quedan a medio camino en Tunja.
A finales del año pasado la Administración Municipal decidió radicalizar sus estrategias y labores de cobro coactivo. También se determinó que el descuento para impuesto predial de este año sería de un monto inferior, al igual que el plazo para aplicar a este. Ambas medidas encaminadas a aumentar el recaudo del municipio, objetivo que hoy resulta cuestionable siendo que el gobierno municipal ni siquiera ha sido capaz de ejecutar lo que ya ha venido recaudando.
Pero si bien esto parece inexplicable, más lo es el fugaz paso y la intempestiva renuncia de Martha Viviana Moreno Urrea como directora del Departamento Administrativo de Gestión Catastral, cargo al que accedió a finales de febrero luego de que la Administración Krasnov modificara los requisitos para hacerle el cargo a la medida de su formación y de su experiencia. Allí duró poco más de un mes, en el que no faltaron los escándalos y el memorablemente bochornoso episodio en el Concejo, en el que ni siquiera los 12 apóstoles se atrevieron a defenderla.
Los escándalos incluyeron denuncias en Fiscalía y quejas disciplinarias en Personería, porque hasta el extremo de amenazas y acoso laboral se llegó a hablar en tiempos de Moreno Urrea en la dirección del Departamento Administrativo de Gestión Catastral. También se volvió a hablar del intento de adjudicación a dedo que estaría intentando la Administración Krasnov con el contrato de actualización catastral, el cual rodea los 10 mil millones de pesos.
El motivo de la renuncia de Martha Moreno Urrea es todo un enigma, pues el documento no ha sido conocido hasta ahora por la opinión pública, y la Administración Municipal tampoco ha hecho mayor claridad al respecto. Lo que no es un misterio, sino toda una lógica consecuencia es el SoyuzGosTzirk en el que se está convirtiendo nuestra ciudad.